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" ... Muy positivo. Creo que he podido hacer muchas de las cosas que me había propuesto llevar a cabo, aunque ha habido otras que se me han quedado en el tintero. Lo primero que hice al llegar, fue diseñar un cuadro normativo que no existía, y aprobar la Ley de Acción y de Servicio Exterior del Estado, de las cuales había cuatro intentos anteriores y todos fallidos; en segundo lugar, la ley de tratados, porque los acuerdos internacionales están sujetos a un decreto franquista de 1972, es decir, a una norma inferior a la ley y una norma preconstitucional. Junto a esta definición de un cuadro normativo, ha habido una definición de una estrategia de acción exterior a cuatro años, en que se establecen también por primera vez en nuestra historia de forma escrita y meditada, los principios que deben regir la política exterior, nuestros objetivos prioritarios, las acciones a adoptar y los escenarios en los que nuestra política exterior debe celebrarse. Desde un punto de vista más práctico, lo que me propuse y creo que he conseguido, es apuntalar los dos pilares en los que se debe basar la política exterior: La UE y la relación trasatlántica. A partir de ahí, y con estos dos anclajes firmes, hemos transitado con más comodidad y más eficacia por los que han sido los escenarios de la política exterior española desde hace muchísimo tiempo: el Magreb, África subsahariana, Latinoamérica y Oriente Medio. Y hemos empezado a abrirnos a Asia-Pacífico en donde hemos avanzado mucho, ya que arrancamos con un retraso más que notable. En resumen, nuestra política de exteriores no ha sido objeto de impugnación alguna por parte de ningún partido político. Y todo esto lo conseguimos con unos recursos muy limitados. Por ejemplo, con Turquía en una ocasión tuvimos que pelear en una campaña para el Consejo de Seguridad en unas condiciones de clara desventaja. Ellos contaban con un presupuesto de 250 millones de euros, y nosotros con uno. ... "
" ... R. Igual te sorprenderá, pero mi reto, que me lo empecé a plantear un año antes de llegar, es mi trabajo otra vez. Uno de los retos que me propuse fue cerrar mi estudio cuando zarpé, pero a los cuatro años volverlo a abrir y demostrarme a mí mismo que a los 61 años que he cumplido ahora era capaz de abrir el estudio e iniciar la mejor etapa de mi carrera profesional. Estoy empeñado en eso y está funcionando. Ese es mi reto de aquí a los próximos seis o siete años. ... "
" ... RESPUESTA. Este proyecto nació de esas conversaciones con amigos. Mientras hablábamos me era inevitable encuadrarles, ver fotos… y todo me gustaba. Una amigas me decía: “¿Cuando vamos a poder volver a hacer fotos?” Y yo le contestaba: “Igual que te estoy viendo puedo hacértelas”. Empezó así el experimento. Y a raíz de eso se lo propuse a más amigos míos. ... "
" ... Ya se sabe que siempre hay un final previsto para el trabajo de un embajador, incluso antes de instalarse en el escritorio de la embajada. Es una fecha marcada en negrita sobre el calendario, que se sabe que eventualmente llegará. Es como un reloj de cuenta regresiva que siempre está sonando en tu cabeza. Eso es lo que me motivó a completar la agenda muchos días, llegar a hacer todo lo posible antes de que se acabara ese tiempo. Nunca había realizado este tipo de trabajo, y era consciente de tener un jefe que me servía de inspiración y además me desafiaba a trabajar duro, a impulsar posibles cambio, a ser innovador y a construir relaciones. Me propuse darle un giro a la misión encomendada. Cuando el periodo llegó a su fin, comencé a darme cuenta del impacto que habíamos tenido, algo realmente palpable. Nunca me percaté de que iba a ser un viaje tan extraordinario e impactante. ... "