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" ... Para Encarna Samitier, el giro que ha dado la situación de la mujer en los medios de comunicación ha sido copernicano, según su propia experiencia. “En la redacción de Heraldo de Aragón, a la que llegué en 1981, se nos veía casi como algo exótico por parte de los redactores más veteranos. Pero este periódico ha sido siempre innovador: ha tenido cinco presidentas consecutivas desde los años cuarenta hasta hoy. En los ochenta, esa situación de minoría empezó a cambiar a una velocidad cada vez mayor. En 1987, varias de las jefaturas estaban ya ocupadas por mujeres, que han desarrollado una brillante carrera. Ser periodista joven y mujer hace un cuarto de siglo significaba estar expuesta a las actitudes paternalistas que impregnaban toda la sociedad, lo que hoy llamamos micromachismos. Lo sorprendente y triste es que a veces venían de algunos compañeros también jóvenes. Cosas como ser menos escuchadas en las reuniones, ser relegadas en la toma de decisiones y tener mesas más pequeñas en una reforma de redacción. Uno de mis jefes me elogió diciendo que tenía ‘cerebro de hombre’. Antes de que se planteara el debate de la conciliación y el reparto de tareas, había periodistas responsables de la redacción (¡no la empresa!) que consideraban la maternidad como un problema. Recuerdo haber compartido con mis compañeras el apuro para comunicar que estábamos esperando un hijo, por no hablar de si estaban enfermos… ¡Eso podía arrojar una sombra de sospecha sobre nuestro rendimiento! Hoy eso parece impensable. Puede ser que estemos en el momento en el que se ha implantado y generalizado la convicción de que la desigualdad es insostenible. Si estamos ahora mismo hablando de este asunto y con este planteamiento, es porque antes muchas mujeres han trabajado para llegar hasta aquí, y porque toda la sociedad lo ha asimilado”. ... "
" ... Por aquellos días ya se barruntaba lo que luego sería el giro copernicano de su vida. “Me abrumaba el hecho de que yo había tenido mucha suerte en la vida y otros no. ¿Por qué nací en una familia que me quería, saludable, había conseguido mis metas profesionales, y otros nacían con una vida a veces miserable? Tengo mucha fe y creo que hay algo después y que esta vida es un regalo, pero hay que hacer algo con ella. Pedí ayuda a un cura amigo mío: ‘Ayúdame a encontrar algo a lo que dedicar mi tiempo, que sea difícil, que me cueste’. No quería donar dinero e irme a casa. Él escogió por mí: ‘Empiezas en el Hospital Niño Jesús con niños con cáncer’. Entré allí con otra fundación un miércoles y ya no salí”. ... "